13.8.14

al amanecer

Estaba lleno de nubes moradas, que no estaban en el cielo -precisamente-, sino entre la noche, la disco, muchos colores. Parecía que nos conocíamos de hace tiempo. Todo sonaba entre electricidad, y humo. La gente, los amigos, los tiempos, los perros. Todo estaba arrojado en la melodía. Quise decirte algo. Pero sólo culiamos el horizonte de la noche, no sé...sujetaste mi brazo, pero las piernas le ganan al corazón, siempre tengo que hacerlo, porque sino nadie lo hace. 

El tiempo vuelve a sentarse en el sillón. Me conversa algunos puntos importantes, pero le respondo clitoridianamente que el viento no me hace cosquillas, que no puedo volar debajo del mar, que el charquicán es más rico que los garbanzos, que no puedo recolectar todas la piedras del Diego del Almagro. Que existen infinitas puertas, que te rompo la ropa, y volvemos a tirar, y me haces tira, y tiritás. 

Lo bizarro no tiene nombre, ni tampoco una sensación.

No puedes ganarle a la vida si ella está dentro tuyo. No puedes hacer un planB, si mueres de miedo, si sueñas represiones, si te desagrada el modo. Nadie debe vivir del capitalismo del símbolo,
Porque la escala social no es más que un concreto que la gente construyó, es un invento que nació de la locura. Y si tu madre está loca, no puedes creerte realidad, cálculo, escala, eres la hija de lo absurdo, date cuenta que lo que se dice es lo cuerdo y lo ridículo, por lo que se auto-destruye, como todo lo que te crees, creo, crean, creerán. Todo se autodestruye, porque ni siquiera hay un porqué, y bórra lo que dije. 

Que al amanecer volvimos a culiar, antes de volver a dormir.  Y que al dormir volvió  a amanecer antes de volver a culiar. 





Ernesto Antihual
nn-nn

No hay comentarios: