ella me olvidó
como quien se olvida de la basura dejada
en la bolsa del tacho,
o el pasto arrancado de la plaza
que se esparce en la tarde de bebidas,
su olvido se hizo un tic nervioso
que no se alcanza a vislumbrar
pero que por las noches -en los cigarrillos-
se quema su desamor
y así memora algunas pocas botellas
unas risas y no me acuerdo qué más.
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