2.11.11

carta al(a) lector(a)

si usted es un copuchento o copuchenta, pido el tremendo favor de que se retire de aquí, por otro lado, si usted es riguroso/a con la poesía, la literatura, y le gusta la finura de la lírica, siendo que usted es una persona precisa y justa, entonces se puede quedar; de lo contrario retírese.

por otra parte, si usted es un perrito/a faldero/a que llegó a esta página por el mecanismo de la celosía, entonces quédese; porque yo le voy a decir unas cosas.

¿usted a caso sabe lo que está haciendo?

¿usted, le vuelvo a preguntar: sabe en serio lo que está haciendo?

¿lo pensó? ¿sí?

yo creo que no; porque me da la impresión de que saldrá pelando por ahí con rumores afeminados al susurro de la muerte dicha del verano funesto.

seguramente vendrá acá a querer rescatar información pertinente.

seguramente querrá saberlo todo.

seguramente se siente seguro

pues seguramente acaba de leer estas palabras, usted: sí ... usted mismo



y si leyó las palabras anteriores significa que seguirá leyendo el siguiente secreto que tan secreto no sé si es.

pero le cuento que todavía haré lo que tengo que hacer

todavía desnudaré los oídos a las mujeres que me encandilen con sus pestañas

bien puestas, luego de que al unir nuestras mejillas hagamos una vez más el amor

tan fulminante como si exprimiéramos nuestra sangre en jugo dulce de placer y goce.

le cuento que hay algo que usted no sabe, que me aventaja con creces... que es la

hambruna de pasión que me seca por dentro como si fuera esa bella curva

mi oasis de locura tan tierna y frágil como la olita del lago sureño.

seguramente no se imagina la manera en que he visto tanta blancura, ni la sorpresa

que me late una vez terminada cada triste tarde de primavera.


Pues he besado esos médanos de lujuria que se han silenciado en mi olfato

como si fuera un soldado que metralla besos al desespero de cada sueño por su

tortuosa finitud.

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