28.2.13

nunca creí que me volvería a suceder, fue parecido hace un par de años, pero volvió ése dolor. Cada dos años llegan dolores grandes al corazón que punzan, y a mí siempre me llegan tarde de lo que debiese.

Yo sólo lo imaginaba y hasta fui celoso y todo, creyendo lo que imaginaba. Pero ahora lo comprobé. Supe que estas con otra persona, que me habías olvidado, y me vino el recuerdo de esa roncola y ésa noche en que te conocí.

Sólo diría que si realmente fuera cóndor chileno y que siendo un verdadero cóndor que vuela alto hasta  otras dimensiones aprendería a volar tan rápido como Juan Salvador Gaviota, a millones de millas por segundo para poder encontrar tu corazón de colibrí, querida amada. Lo haría si pudiera romper el sonido y la luz. En serio que me atrevería a cruzar todos los universos infinitos que hay, para que una vez, traspasando los meteoros pegasos y ofiuco, desenrollar en el fin de toda la eternidad lo que alguna  vez latió entre nosotros.

Me hace recordar a Superman, cuando murió su amada y ante la rabia que le impuso este mundo cruel retrocedió el tiempo girando el planeta hacia su dirección contraria.

Al caso el cóndor sabe que tiene poderes limitados, que no es un todopoderoso, que sólo sale volar, y que su mejor momento, el que lo hizo muy feliz fue cuando voló con la colibrí, mientras en algún lugar del viento hicieron el amor y sonrieron muchísimo.
Cuando hay desamor es como que pusieran un vidrio gigante que divida el viento mientras que la colibrí está del otro lado, el guerrero volador no reconoce ése vidrio; se pega y se pega y se le caen la plumas hasta que deja de volar hacia ésa dirección. Y no es que no quiera hacerlo sino que no puede, y en serio que no sabe porqué.

No hay comentarios: