14.5.11

ahogo.

me huele a haraposo
cuando se reiteran las palabras de lo que dijo el anterior
del mismo que pasó a buscarte de noche, mientras gritabas de tan alto piso.

huele raro
el abazo de quien en realidad es sólo la almohada,
un colchón donde caer, pudo ser otro, te lo apuesto,
pudo incluso ser peor.

porque en el silencio del desamor siempre
hay espantos que gritan con la boca cerrada
con los ojos mirando hacia abajo de lado
y los labios de arrepentimiento
no tienden a mostar alegría en ciertos momentos
tan íntimos, tan secretos.

en ciertos estados en que la decisión
fue muy apresurada

me huele a hiperventilación,
a presión colectiva, necesidad y utilitarismo inconciente.

me huele tan raro esto
que en "el viaje"
también debiese decir lo que no puedo decir,
que no creo en el apuro de las risas, el sexo
y la manfinfla chilensis de quien tomó
la excepcional desición de enamorarse como robot.

de autocoersionarse atarse, y sonreirse.

detrás de esa tremenda risa,
siempre abunda una jaula que va cayendo debajo del mar..

No hay comentarios: