producimos un centenar de escapatorias
que parecen cascadas
y que detrás de éstas
al acostarse los sanamos
de toda mala vida
y nos transformamos sin querer
en leopardos que leen el diario
y mientras unos bostezan
la anarquía de todas las sensaciones
hechas locuras,
hay amores que son como perros que empollan
un huevito de cariño
y que ladran cuando le quitan lo suyo.
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